La literatura y el arte critican la sociedad, aborrecen la rutina y se alejan del sentido de pertenencia. La literatura denuncia las fallas de sociedades enteras, sin excepciones. El arte describe estas fallas, las hace más tangibles y reales, las explota hasta el punto en que el deseo y el sufrimiento son usados. Estos modos de expresión son los pedacitos de felicidad que se ven en un haz de luz, son esos cronopios, esos dibujos que se salen del lienzo, poemas enteros que no riman.
El prestigioso y famoso escritor Albert Camus describe en Mito de Sísifo cómo es el deterioro de la vida, cómo por beneficio de unos pocos padece el rebelde, el que goza de felicidad y gracia, el que salta y recorre campos enteros de flores amarillas y cereal cae en desgracia porque ese es el orden natural. Su vida misma refleja estas ideas, estas absurdas ideas. Ésta es crítica máxima, la rutina y el dolor de la misma. A Camus le fastidia lo monótono. Lo absurdo que es hacer una y otra vez lo mismo esperando que algo cambie. Lo absurdo que es: “¿En qué consistiría, en efecto, su castigo si a cada paso le sostuviera la esperanza de conseguir su propósito? El obrero actual trabaja durante todos los días de su vida en las mismas tareas y ese destino no es menos absurdo.” (Fragmento de Mito de Sísifo).
En cada libro que escribe Mario Mendoza, no hay un hogar. El hogar, en sí, es un paradigma deprimente. Si hay hogar hay soledad, ese es el tema con el que lidia Mario Mendoza. Identidad, crítica la identidad y todas sus variantes: hogar, sentido de pertenencia. El nivel de alineación que puede llegar a tener una persona, el nivel de hipocresía y egoísmo con que rebajan a masas. Masas enteras condenadas a sufrir. Se sabe, no se ignora que lo hacen, eso es lo más triste. Mendoza llama a esto, Conformidad Brutal. Creerse que hay gente más y mejor que uno es conformidad brutal, saberlo y no hacer nada es conformidad brutal. “Uno de los mayores problemas que enfrenta en este momento la sociedad occidental es creer que la violencia viene de afuera, que se encuentra allá, al otro lado del muro, donde unos bárbaros o unos fanáticos religiosos están agazapados esperando atacarnos.” (La Locura de Nuestro Tiempo, Fragmento).
Estos claros argumentos demuestran que la literatura y las formas de expresión atacan directamente la sociedad en la que se vive, en este caso el sentido de pertenencia a esa sociedad. Se critica al que se siente bien, se ridiculiza al que se siente orgulloso e importante de pertenecer a una época inmadura. Persona que se sienta insatisfecha o desea algo mejor, recurre a estos medios de liberación y desorden para organizar sus ideas en contra de aquello que nos parece inmoral e injusto. Intento tras intento mejorando una sociedad decadente, para que algún día nos sintamos orgullosos de ser de nuestra época. Bastará con ver un haz de luz para recordar a gente como A. Camus o Mario Mendoza, con tinta en los dedos e ideas en el pelo. Lo que han hecho gente como ésta (Nietzsche, J.P. Sartre entre otros) es invaluable, lo que se ha recogido, lo que se ha imaginado bajo influencia de los mismos sólo lo pueden agradecer nuestros corazones. Sentiremos por fin el deseo satisfecho, por fin el insomnio se irá.
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