lunes, 13 de junio de 2011

Morfina

Me dice, eres perfecto para mí. Pero quiero mucho a este otro, al otro. Y yo le digo, lo que sea muñeca, estrella mi corazón contra el piso. Y ella me dice, perdóname, perdóname. Yo le digo que sus manitas los sostienen bien mientras lo avienta. Y le digo que bien, que tranquila que sus ojos y su boca es lo único que necesito. Que no la necesito tocar más de lo que hay, que es perfecto, que todo es perfecto. Que las estrellas, sus ojos, perfecto, todo es perfecto. Y ella me dice, bailemos que hay nubes azules en mi cabeza. Y yo le digo, que si le puedo escuchar el corazón para coger el compás.
¡Qué soledad! Qué increíble sentimiento de espera. Que ganas de hacer algo inesperado, algo para mí que te represente a ti. Derecho, no hay perseguidor. Una púa de zafiro se ha clavado en un ojo. Creo que necesito un poco de rubí, un poco de ti. Hay veces que me imagino a mi corazón como una flor, y a mí como un Principito, sólo que con pijamas que alumbran con estrellas estampadas.
Ella me aprieta contra sus tetas. Y me dice, ¿qué tal? ¿Te gusta? Y me río y le digo, claro es tu corazón, ojalá así latiera el mío, a contra ritmo, un compás ternario con acento en el segundo tiempo, ojalá. Ahora bailamos. Intento tocar su corazón, un poco de él, de ella. Muy atento a el sonido de las estrellas me acerco a su cara, ella también. Se acerca un poco para intentar algo, pero yo espero, la paciencia, qué paciencia, qué nubes azules.
¿Morfina para el corazón, y qué es la mente? La muerte debe ser nofau*. La muerte debe saber a Summertime de Miles Davis. La muerte debe dar calor. La muerte debe ser casi como lamer un sapo. La muerte debe ser como el sonido de la piel resquebrajándose y debe de tener la misma cantidad de adrenalina.

Nofau: Sentimiento de espera, sentimiento de estar vacío pero contento de estarlo, feliz pero incompleto.

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